“La dictadura tiembla cuando la oposición deja de pelearse y empieza a abrazarse.”
Hablar de unidad entre las organizaciones opositoras nicaragüenses en el exilio puede parecer, para muchos, un ideal lejano, casi utópico. Las diferencias ideológicas, de liderazgos, enfoques y pasados políticos pesan. Pero en el contexto actual de Nicaragua, dominado por una dictadura dinástica que ha perfeccionado sus métodos de represión y censura, la unidad no es un lujo ni un sueño ingenuo: es una urgencia histórica.
La Prensa (Opinión): https://bit.ly/45SzX6s
Desde el estallido social de abril de 2018, cuando la sociedad civil organizada salió a las calles clamando por justicia, el régimen ha lanzado una feroz campaña para fracturar cualquier tejido opositor. Ha aprendido que su mayor amenaza no son las voces aisladas ni los líderes dispersos, sino el cuerpo colectivo que representa una sociedad civil organizada, coherente y decidida a actuar como uno solo.
No es casualidad que el régimen Ortega-Murillo tema tanto a la unidad. Sabe que una ciudadanía articulada es el antídoto más efectivo contra el absolutismo. Por eso ha desplegado una serie de estrategias para debilitarla: desde infiltraciones que generan desconfianza interna, hasta la siembra sistemática de desesperanza que busca que las personas abandonen la lucha, creyendo que todo esfuerzo de cohesión está destinado al fracaso.
El padre Benito Martínez, figura clave en los recientes esfuerzos unificadores, lo expresó con claridad durante la convocatoria oficial los días 30 y 31 de mayo de 2025 en la FIU, Miami, donde más de 40 representantes de organizaciones opositoras se reunieron en un acto sin precedentes:
“¡Que todos seamos uno! No podemos caminar separados si queremos alcanzar la libertad. Así como el cuerpo tiene muchos miembros, pero forma una sola persona, así debe ser la oposición: diversa, sí, pero unida en propósito y acción.”
Estas palabras han calado profundo en la esperanza colectiva del pueblo nicaragüense que, desde el exilio o dentro del país, anhela una salida real a la dictadura. La unidad no significa uniformidad, sino la capacidad de articular esfuerzos desde distintas trincheras con una dirección común: la transición democrática de Nicaragua.
¿Por qué la unidad ha sido temida por las dictaduras a lo largo de la historia?
La historia universal ofrece múltiples ejemplos donde la unidad del pueblo ha hecho tambalear imperios autoritarios:
Polonia (1989) – El sindicato Solidaridad, liderado por Lech Wałęsa, aglutinó obreros, intelectuales y estudiantes bajo una causa común y logró el derrumbe del régimen comunista sin disparar un solo tiro.
Sudáfrica (décadas de 1980-90) – Nelson Mandela y el Congreso Nacional Africano unificaron diferentes sectores para acabar con el apartheid.
Chile (1988) – El plebiscito del “No” contra Augusto Pinochet fue el resultado de una campaña de unidad política y ciudadana.
Filipinas (1986) – El pueblo unido en la Revolución del Poder Popular derrocó la dictadura de Ferdinand Marcos.
Alemania Oriental (1989) – La caída del Muro de Berlín fue impulsada por manifestaciones masivas, donde ciudadanos se organizaron como una sola voz exigiendo libertad.
En todos estos casos, lo que parecía imposible se volvió inevitable cuando el pueblo actuó como uno solo cuerpo. La unidad fue la fuerza invencible que desmoronó muros de opresión.
« Llevan años viviendo del sufrimiento y la sangre del pueblo nicaragüense. Cuando alguien impulsa una verdadera actividad opositora, ellos saltan a criticar, a boicotear, a dividir con mensajes maliciosos y morbosos »
Padre Benito Martínez Gamboa
Cinco connotaciones de la frase: ¡Todos seamos uno!
Identidad compartida: Nos recuerda que, aunque diferentes, somos parte de una misma causa y destino.
Fuerza colectiva: Refuerza que nuestra capacidad de incidencia se multiplica cuando caminamos juntos.
Solidaridad activa: Impulsa a la acción con empatía, sin protagonismos ni divisiones.
Compromiso común: Invoca una promesa de luchar por algo más grande que el interés individual.
Resistencia ética: Es un acto espiritual y político de no ceder ante la fragmentación inducida por el opresor.
Cinco frases poderosas de esta expresión:
“¡Todos seamos uno! porque divididos somos vulnerables, pero unidos somos invencibles.”
“En la unidad no hay egos, hay pueblo.”
“La dictadura tiembla cuando la oposición deja de pelearse y empieza a abrazarse.”
“Un solo cuerpo con muchos miembros, pero con un mismo corazón: la libertad.”
“¡Todos seamos uno! no es solo un llamado, es la estrategia más efectiva contra el autoritarismo.”
La unidad es la única esperanza real que tiene el pueblo nicaragüense para recuperar su país. Es más que un concepto; es la herramienta histórica que ha demostrado ser capaz de desmantelar sistemas autoritarios. Es el paso que nos falta dar con valentía, humildad y visión estratégica.
Solo con unidad volveremos a Nicaragua, y solo unidos lograremos verla libre y democrática.
