El asesinato de Miguel Uribe Turbay es terrorismo político y América Latina debe reaccionar

Por Dr. Danilo Martínez.

Coordinador General del MUD.

Hoy, Colombia llora. América Latina se estremece. Y la Democracia en nuestro continente vuelve a ser manchada con sangre. El asesinato del joven senador Miguel Uribe Turbay, hijo de la mártir Diana Turbay, no es un crimen común: es un acto de terrorismo político diseñado para silenciar voces disidentes, sembrar miedo en el pueblo y manipular el proceso electoral. Es una advertencia para la Justicia Colombiana que navegó su famosa JUSTICIA TRANSICIONAL para darle estabilidad a acuerdos con terroristas y ahora ve las consecuencias por su ingenuidad supina. Es una advertencia para perfeccionar la democracia que permite acceder al poder a la izquierda carnívora que una vez toca el poder, no acepta entregarlo al concluir su mandato.

Este no es solo un ataque contra un hombre, contra una familia o contra un partido. Es un ataque contra la democracia misma. Y como tal, debe ser condenado por todas las naciones libres del mundo.

I. Los Tres Criterios que Convierten este Crimen en Terrorismo

1. Intención de Causar Terror

El sicario no actuó en la sombra. Lo hizo en un mitin público, ante testigos, con la brutalidad calculada de quien busca enviar un mensaje: “Esto puede pasarte a ti si te opones”. Como dijo el filósofo John Locke:

“El terror no es solo matar, sino enseñar a los vivos a callar.”

Ejemplos históricos no faltan: el asesinato de Luis Carlos Galán (1989), y ahora, este magnicidio. Todos buscan lo mismo: paralizar con el miedo.

2. Fines Políticos

Miguel Uribe no era un político cualquiera. Era un candidato presidencial de derecha, un crítico abierto de las estructuras criminales que han secuestrado a Colombia: narcotráfico, guerrilla, paramilitares y la izquierda radical. Su muerte conviene a quienes quieren una Colombia sumisa, sin oposición.

Como denunció el expresidente uruguayo Luis Lacalle Pou:

“Cuando matan a un líder político, no solo le arrancan la vida a un hombre, le arrancan el futuro a un pueblo.”

3. Violencia Extrema con Impacto Público

No fue un robo, ni un ajuste de cuentas privado. Fue un asesinato selectivo, en plena luz del día, con la saña propia del narcoterrorismo que ha plagado a Colombia por décadas. Recordemos el Atentado al Club El Nogal (2003) o la Masacre de Bojayá (2002): mismos métodos, mismos fines.

Colombia es un país que ha sufrido como pocos. La violencia política ha sido una constante.

Pero hoy, el crimen contra Miguel Uribe Turbay debe ser la gota que derrame el vaso. No puede quedar impune. No puede normalizarse.

Si Colombia no actúa con firmeza, la comunidad internacional debe hacerlo. Los crímenes de terrorismo político son perseguibles globalmente, como lo fueron los de Pinochet o los de las dictaduras centroamericanas y de Argentina. La Justicia Universal es un imperativo moral. La justicia Universal debe funcionar contra estos actos terroristas sino funcionara  la justicia nacional.

Como dijo el famoso jurista español Baltasar Garzón:

El terrorismo no tiene fronteras, y la justicia tampoco debe tenerlas

El pueblo nicaragüense comprende lo que pasa Colombia. Lo hemos vivido en carne propia. Lo que aconteció a partir de abril 2018 en Nicaragua fueron centenares de Crímenes de Lesa Humanidad que siguen esperando una justicia verdadera, no transicional, no para negociar estabilidad política de un nuevo gobierno, sino justicia retributiva y restaurativa con las garantías procesales constitucionales para ambas partes. Justicia de verdad.

Lo vivimos igualmente con los abominables atentados contra el joven opositor Joao Maldonado y con el reciente Asesinato Político, terrorismo político contra el Mayor Coronel Roberto Sancam, ambos  en San José Costa Rica.

Miguel Uribe hoy se une al triste panteón de mártires latinoamericanos. Pero su muerte no puede ser en vano. Los colombianos deben exigir justicia. Los gobiernos libres no deben ver para otro lado. Y el sistema judicial colombiano no debe apañar a sicarios supuestamente adolescentes para darles tratamiento especial. Que se castigue al asesino material y a los asesinos intelectuales, como dijeron los Romanos hace más de dos mil años: “ Justicia aunque se caiga el cielo”

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top